Prevalencia de la disfagia de adultos mayores con implementación de la escala EAT-10
Prevalence of dysphagia in older adults with the implementation of the EAT-10 Scale
Olga Rosa Castillo-Mier*, María Camila Martínez-Ayala**, María Gabriela Latorre-Arévalo***, Juan Esteban Ospina-Gómez****, Paul Anthony Camacho*****, Sylvia J. Villamizar-Portilla******.
*Médico otorrinolaringólogo, Clínica FOSCAL; Floridablanca, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0009-0005-6294-1599
**Médico asistente de Investigación, Clínica FOSCAL; Floridablanca, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8275-4399
***Médico asistente de Investigación, Clínica FOSCAL; Floridablanca, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0009-0009-9428-6575
****Médico asistente de Investigación, Clínica FOSCAL; Floridablanca, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0009-0005-0381-3722
*****Docente, Universidad Autónoma de Bucaramanga; Bucaramanga, Colombia. Médico epidemiólogo, Clínica FOSCAL; Floridablanca, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0816-8292
******Docente, Universidad Autónoma de Bucaramanga; Bucaramanga, Colombia. Epidemióloga, Clínica FOSCAL; Floridablanca, Colombia. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7296-3522
Forma de citar: Castillo-Mier OR, Martínez-Ayala MC, Latorre-Arévalo MC, Ospina-Gómez JE, Camacho PA, Villamizar-Portilla SJ. Prevalencia de la disfagia de adultos mayores con implementación de la escala EAT-10. Acta otorrinolaringol.cir.cabeza cuello. 2025;53(1):XX-XX. Doi: 10.37076/acorl.v53i1.766
Fecha de recepción: 14 de mayo de 2024
Fecha de revisión: 08 de octubre de 2024
Fecha de aceptación: 29 de octubre de 2024
Juan Esteban Ospina Gómez
E-mail: juanestebanospina98@gmail.com
Resumen
Introducción: la disfagia se define como la sensación subjetiva de dificultad para tragar líquidos o sólidos, causada por una alteración en una o más fases de la deglución. Esta condición es común en adultos mayores y se asocia con mayor morbilidad y mortalidad, deshidratación, desnutrición y riesgo de neumonía por aspiración, afectando negativamente la calidad de vida. El objetivo fue establecer la prevalencia de disfagia en adultos mayores institucionalizados y no institucionalizados en Bucaramanga y su área metropolitana, mediante el uso de la escala EAT-10. Materiales y métodos: estudio descriptivo de corte transversal donde se evaluó la prevalencia de disfagia en adultos mayores institucionalizados y no institucionalizados en Bucaramanga y su área metropolitana. Se utilizó la escala EAT-10 para el tamizaje de disfagia y la SF-12 para medir calidad de vida. Se realizó un análisis descriptivo de las diferentes variables, teniendo en cuenta la escala de medición de las mismas. Resultados: la población en estudio estuvo constituida por 200 adultos mayores, con un promedio de edad de 75 años ± 7,59 años. Las mujeres representaron el 53,5% (107). En la población estudiada se encontró una prevalencia de disfagia de 14%. Conclusiones: la prevalencia de disfagia se estima en un 14 %, consistente con otros estudios. El uso de herramientas de detección estandarizadas, como las escalas validadas en español, facilita la detección temprana, previene complicaciones y permite intervenciones multidisciplinarias.
Palabras clave (DeCS): trastornos de deglución, adulto mayor, disfagia.
Abstract
Introduction: Dysphagia is the subjective sensation of difficulty swallowing liquids or solids, caused by an alteration in one or more phases of swallowing. This condition is common in older adults and is associated with higher morbidity and mortality, dehydration, malnutrition, and risk of aspiration pneumonia, negatively affecting quality of life. The aim was to establish the prevalence of dysphagia in institutionalized and non-institutionalized older adults in Bucaramanga and its metropolitan area using the EAT-10 scale. Materials and methods: A descriptive cross-sectional study evaluated the prevalence of dysphagia in institutionalized and non-institutionalized older adults in Bucaramanga and its metropolitan area. The EAT-10 scale was used for dysphagia screening, and the SF-12 was used to measure quality of life. A descriptive analysis of the different variables was performed, considering their measurement scales. Results: The study population consisted of 200 older adults, with a mean age of 75 years ± 7.59 years. Women represented 53.5% (107). A prevalence of dysphagia of 14% was found in the studied population. Conclusions: The prevalence of dysphagia is estimated at 14%, consistent with other studies. Standardized screening tools, such as validated scales in Spanish, facilitate early detection, prevent complications, and allow for multidisciplinary interventions.
Keywords (MeSH): Deglutition Disorders; Aged, Dysphagia.
Introducción
La disfagia se define como la dificultad para deglutir de manera eficaz y segura sólidos o líquidos, puede afectar a las personas en diversas etapas de la vida, pero afecta especialmente a los adultos mayores en quienes la prevalencia es mayor (1, 2); por esta razón, representa un desafío significativo para la salud, ya que no solo compromete la capacidad de alimentarse adecuadamente, sino que también conlleva complicaciones severas, incluyendo deshidratación, desnutrición, riesgo aumentado de neumonía por aspiración y un impacto directo en la mortalidad (3, 4). Estas condiciones deterioran la calidad de vida y el bienestar psicosocial de los adultos mayores (4, 5).
Su prevalencia oscila entre el 2% y el 16% en la población general (6, 7); sin embargo, esta alcanza valores superiores al 40% en pacientes hospitalizados (6), lo que aumenta su incidencia con la edad (8), siendo más común en los ancianos, y se asocia con una mayor morbilidad y mortalidad (9, 10). Esto debido a los cambios funcionales inherentes al propio envejecimiento y las comorbilidades que aumentan el riesgo de presentar disfagia orofaríngea (9). En Alemania se encontró una prevalencia del 29% en una muestra aleatoria de 200 pacientes geriátricos (11). En Colombia se encontró una prevalencia baja (2,7%); sin embargo, en ese estudio se incluyeron pacientes jóvenes (7, 12).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado los trastornos de la deglución como factores asociados con un incremento en la morbilidad, mortalidad y costos asociados a la atención sanitaria (13, 14). La detección temprana de la disfagia se vuelve imperativa, particularmente en poblaciones de riesgo como los adultos mayores (14). Es por ello que existe una prueba de tamizaje desarrollada por Belafsky y colaboradores (15) en 2008, llamada Eating Assessment Tool-10, validada en español (EAT-10), compuesta por 10 preguntas que exploran síntomas y experiencias relacionadas con la disfagia (Tabla 1). Esta ha demostrado su eficacia en el tamizaje de esta condición en la población colombiana, lo que revela una sensibilidad del 94,3% y una especificidad del 49,5% (16).
A pesar de estos resultados alentadores, la EAT-10 aún no se implementa de manera rutinaria en la evaluación de pacientes, lo que sugiere una subestimación actual de la prevalencia de la disfagia. El presente estudio tiene como objetivo principal determinar la prevalencia de la disfagia en adultos mayores del área metropolitana de Bucaramanga, mediante la aplicación de la escala EAT-10.
Materiales y métodos
Estudio observacional analítico de corte transversal, que incluyó adultos mayores de 65 años que vivían en instituciones especializadas en atención del adulto mayor y pacientes no institucionalizados del área metropolitana de Bucaramanga que asistieron a consulta externa en la Fundación Oftalmológica de Santander (FOSCAL) y accedieron a participar en el estudio. Se excluyeron pacientes con historia o antecedentes personales de limitación sensorial o déficit cognitivo que impidiera el diligenciamiento de los instrumentos y pacientes quienes no tenían alimentación oral, habían requerido cirugía cabeza y cuello o tenían antecedente de cáncer o radioterapia de cuello.
El instrumento utilizado para medir la disfagia fue la Eating Assessment Tool-10 (Tabla 1), una escala validada en español (EAT-10) (15), la cual se completó de manera autorreportada. La capacidad funcional en las actividades de la vida diaria se evaluó mediante el índice de Barthel, el cual valora el nivel de independencia del paciente en la realización de actividades básicas de la vida diaria, otorgando diferentes puntuaciones con una calificación máxima de 100 puntos (completamente independiente) y mínima de 0 (completamente dependiente) (17). Para medir la calidad de vida, se empleó la escala Short Form SF-12, una versión abreviada de la escala SF-36 que conserva los mismos 8 dominios (función física y social, rol físico y emocional, salud mental, vitalidad, dolor corporal y salud general) (18).
Tabla 1. Escala Eating Assessment Tool-10 en español
Preguntas |
0 |
1 |
2 |
3 |
4 |
Mi problema para tragar me ha llevado a perder peso |
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Mi problema para tragar interfiere con mi capacidad para comer fuera de casa |
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Tragar líquidos me supone un esfuerzo extra |
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Tragar sólidos me supone un esfuerzo extra |
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Tragar pastillas me supone un esfuerzo extra |
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Tragar es doloroso |
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El placer de comer se ve afectado por mi problema para tragar |
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Cuando trago, la comida se pega en mi garganta |
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Toso cuando como |
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Tragar es estresante |
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Tomada de: Belafsky PC, et al. Ann Otol Rhinol Laryngol. 2008 Dec;117(12):919-24 (15)
Análisis estadístico
Una vez se completó la recolección de datos por medio de una encuesta digital en RedCap®, estos se analizaron en el software R (R 4.3.1 GUI 1.79 Big Sur Intel Build) y Rstudio (2023.12.1+402). El análisis descriptivo se realizó en función de la distribución de las frecuencias absolutas y relativas para las variables cualitativas. Para las variables cuantitativas se calcularon las medidas de tendencia central, posición y de dispersión de acuerdo con la distribución de normalidad evaluada mediante forma gráfica y prueba de Shapiro-Francia-Wilk.
Se consideró la presencia de disfagia a los pacientes que en la escala EAT-10 tenían un puntaje mayor o igual a 3 (12, 19). La prevalencia se calculó mediante el número de casos positivos sobre el total de sujetos evaluados multiplicados por cien. Las variables cualitativas se compararon con el test de Chi2 o test exacto de Fisher y las cuantitativas mediante T de Student o U de Mann-Whitney, según su distribución. Posteriormente, la estimación de las razones de probabilidades (OR), se realizó mediante una regresión logística cruda y multivariadas. Las variables que ingresaron al modelo multivariado fueron aquellas con valores p <0,25 en el análisis bivariado. El modelo fue evaluado mediante el criterio de Akaike (AIC) y se reporta el R2 de Nagelkerke. Adicionalmente se realizó una correlación de la variable disfagia frente al puntaje de calidad de vida mediante el test de Spearman. Se consideró una p estadísticamente significativa menor de 0,05.
Tamaño de la muestra
Para la realización de este estudio se calculó una muestra de 196 adultos mayores, con una población estimada de 70.635 adultos mayores en el área metropolitana de Bucaramanga (20), un nivel de confianza del 95% y con una prevalencia del 15%, y se estimó un tamaño muestral mediante OpenEpi (21).
Resultados
Se recolectaron datos de 200 pacientes que respondieron la encuesta. Entre ellos, el promedio de edad fue de 75 años ± 7,59 años. Del total de pacientes, el 53,5% (107) fueron mujeres, y el 79,5% (159) no estaban institucionalizados (Tabla 2).
Tabla 2. Características sociodemográficas
Características |
n(%) |
Sexo |
|
Mujer |
107 (53,5%) |
Hombre |
93 (46,5%) |
Edad |
|
Edad años. Mediana (RIQ) |
75,65 (80-70) |
Estado civil |
|
Soltero |
42 (21%) |
Casado |
93 (46,5%) |
Viudo |
53 (26,5%) |
Separado o divorciado |
12 (6%) |
Residencia |
|
Institucionalizado |
41 (20,5%) |
No institucionalizado |
159 (79,5%) |
Régimen de seguridad social |
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Subsidiado |
77 (38,5%) |
Contributivo |
115 (57,5%) |
Régimen especial |
8 (4%) |
Estrato socioeconómico |
|
Bajo-medio |
7 (3,5%) |
Alto |
193 (96,5%) |
RIQ: rango intercuartílico.
Descripción de características sociodemográficas de la población estudiada. Elaboración propia de los autores.
En cuanto a la condición dental, el 13% (26) de los participantes tenían dentición completa, el 52,5% (105) presentaban dentición parcial, y el resto eran edéntulos totales. Respecto a la dieta, el 64% (128) de los participantes seguía una dieta normal, mientras que el 36% (72) tenía restricciones alimenticias, lo que implicaba una dieta blanda o líquida.
En relación con el sistema de salud, el 38,5% de los participantes pertenecía al régimen subsidiado, donde los costos de salud son cubiertos por el estado, mientras que el 57,5% estaba en el régimen contributivo, donde los costos de salud son cubiertos por su trabajo. Además, el 4% pertenecía a regímenes especiales de salud (Tabla 1).
Se encontró una prevalencia de disfagia en el 14% en la población estudiada. De estos, 6,5% (13) habían consultado previamente por presentar síntomas de disfagia y 64,29% (18) eran mujeres.
De los síntomas que se preguntaron en la escala EAT-10, se encontró que 82% (23/28) de los participantes con disfagia presentaban esfuerzo para tragar sólidos, siendo este el síntoma más frecuente, seguido de tos posingesta (60,7%) y sensación de comida pegada en la garganta, que se presentó en el 57,14%.
En la población estudiada, el 58,5% presentaron hipertensión arterial (HTA), 28% diabetes y el 8% (15) enfermedad coronaria. La gran mayoría de los participantes (3,5%) no presentaba condiciones neurológicas como antecedente de accidente cerebrovascular o Parkinson (Figura 1).
Frecuencias absolutas | 0 | 50 | 100 | 150 | Hipertensión | Diabetes | Enfermedad coronaria | ACV | Parkinson | Cáncer | Comorbilidades
Figura 1. Comorbilidades. Hallazgos de comorbilidades encontradas en la población estudiada. Elaboración propia de los autores.
La capacidad funcional en actividades de la vida diaria de nuestra población se evaluó mediante el índice de Barthel, encontrando una mediana de 100 (RIQ 90-100) en el total de participantes y de 90,38 (20,612) en aquellos que tenían disfagia. Adicionalmente, se preguntó por la calidad de vida de los pacientes con la escala Short Form 12 (SF-12), encontrando para el componente físico una mediana de 51,83 (RIQ 55,18-44,95), similar al componente mental 50,98 (RIQ 56,87-44,88) (Tabla 3).
Tabla 3. Medidas de tendencia central de calidad de vida y dependencia funcional
Medida de tendencia central |
Barthel |
Cuestionario de calidad de vida SF-12 |
|
Física |
Mental |
||
Media (DS) |
90,38 (20,612) |
49.03 (8,463) |
49,95 (8,387) |
Mediana (RIQ) |
100 (90-100) |
51,83 (55,18-44,95) |
50,98 (56,87-44,88) |
Medidas de tendencia central para calidad de vida y dependencia funcional en adultos mayores evaluadas mediante el índice de Barthel y el cuestionario de calidad de vida SF-12. Elaboración propia de los autores.
Al realizar la correlación entre la presencia de disfagia y la escala de calidad de vida SF-12 en sus dos esferas, mental y física, se observó una asociación negativa significativa, siendo el coeficiente de Rho de -0,29 (p <0,001) para el componente físico y de -0,193 (0,006) para el mental. Esta correlación moderada inversa sugiere que la presencia de disfagia está asociada con una disminución en la calidad de vida, en ambos componentes.
En el análisis de los OR crudos se encontró que la presencia de disfagia se asoció con estar institucionalizado [OR = 3,698 (p <0,001)], tener dependencia según la escala Barthel [OR = 5,931 (p <0,001)], y tener antecedente de enfermedad coronaria [OR = 3,181 (p=0,047)] (Tabla 2). En el análisis multivariado, la presencia de dieta normal se asoció negativamente con la disfagia [OR = 0,254 (p = 0,003)], mientras que la presencia de hipertensión [OR = 2,751 (p = 0,040)], la enfermedad coronaria [OR = 3,03 (p = 0.089)] y la dependencia funcional [OR = 5,873 (p <0,001)], con un R2 del 20% indicando la proporción de variabilidad explicada por el modelo (Tablas 4 y 5).
Tabla 4. Medida de asociación para presentar disfagia
Evento presentar disfagia |
||
Variables |
OR crudos [IC 95%] |
Valor p |
Sexo (Masculino) |
0,595 [0,251-1,341] |
0,224 |
Régimen salud subsidiado |
1,234 [0,5395-2,762] |
0,609 |
Institucionalizado |
3,698 [1,562-8,636] |
0,001 |
Estrato bajo |
1,565 [0,694-3,708] |
0,287 |
Tipo de dieta normal |
0,304 [0,130-0,685] |
0,005 |
ACV |
2,086 [0,101-16,978] |
0,531 |
Parkinson |
10,544 [NA] |
0,989 |
Diabetes |
1,033 [0,404-2,428] |
0,942 |
HTA |
1,932 [0,833-4,886] |
0,139 |
Enfermedad coronaria |
3,181 [0,934-9,633] |
0,047 |
Dependiente Barthel |
5,931 [2,535-15,131] |
<0,001 |
Edéntulo |
4,591 [0,910-83,727] |
0,143 |
ACV: accidente cerebrovascular; HTA: hipertensión arterial. Medidas de asociación cruda para el riesgo de presentar disfagia. Elaboración propia de los autores.
Tabla 5. Modelo de regresión logística multivariado para presentar disfagia
Variable |
OR |
IC (95%) |
Valor p |
Tipo de dieta normal |
0,25 |
0,10-0,63 |
0,004 |
Hipertensión arterial |
2,75 |
1,08-7,64 |
0,040 |
Enfermedad coronaria |
3,03 |
0,79-10,64 |
0,089 |
Dependiente Barthel |
5,87 |
2,39-15,74 |
<0,001 |
Modelo de regresión logística multivariada para predecir la presencia de disfagia. Elaboración propia de los autores.
Discusión
La disfagia es un síntoma común en personas mayores, cuya prevalencia varía según la población estudiada y la presencia de comorbilidades. En el presente estudio, se observó una prevalencia del 14% en adultos mayores. Sin embargo, otros estudios han reportado prevalencias de hasta el 45% al utilizar únicamente técnicas de detección superficial, y un aumento al 55% con pruebas clínicas y hasta el 78% al emplear métodos instrumentales (22).
En un estudio similar realizado en un centro de salud en Madrid se utilizó el cuestionario EAT-10 para determinar la prevalencia de disfagia en 161 pacientes que acudieron a consultas de enfermería, encontrándose una prevalencia del 20,5%. Este valor es comparable con los datos obtenidos en la presente investigación, en la cual se reportó una prevalencia del 14%. Además, las poblaciones de ambos estudios presentan características similares en términos de edad promedio, siendo de 75 años en esta investigación y de 77,1 años (desviación estándar [DE] ± 12) en el estudio de referencia (23).
En otro estudio, se utilizó el cuestionario EAT-10 para calcular una prevalencia de disfagia del 30,1% en una muestra de 73 pacientes provenientes de un centro geriátrico en Valladolid, España. Dentro de este grupo, el 4,5% tenía un diagnóstico previo de disfagia y enfermedad de Parkinson. Además, se observó que el 63,6% de los participantes seguía una dieta normal, mientras que el 18,2% reportaba problemas relacionados con el uso de prótesis dentales (24). La elevada tasa de prevalencia observada podría atribuirse a la edad promedio de la muestra (88,4 ± 6,1 años) en comparación con la de este estudio, dado que el riesgo de disfagia tiende a aumentar con la edad. Estudios previos han informado que la prevalencia de disfagia podría alcanzar entre el 40% y el 68 % en adultos mayores que residen en unidades de larga estancia (25).
Torres Camacho y colaboradores realizaron un estudio en el que encuestaron a 1777 adultos mayores residentes en centros geriátricos en Barcelona, España, con el objetivo de determinar la prevalencia de disfagia, encontrando una prevalencia del 5,4% (26). Este resultado fue significativamente más bajo que el obtenido en la presente investigación, lo cual podría atribuirse a variaciones en las respuestas de los cuidadores al utilizar una herramienta estandarizada, como el EAT-10, que ha demostrado fiabilidad y validez (6, 27). Un estudio previo también reportó una baja prevalencia de disfagia al aplicar encuestas a los encargados de residencias, encontrando una tasa del 3,6% en este entorno de atención (28). La similitud en estos resultados podría explicarse por el uso de cuestionarios no estandarizados y la subjetividad introducida al incluir a un tercero en la evaluación.
Lindgren y Janzon realizaron un estudio transversal en Suiza, evaluando a 476 sujetos entre 50 y 79 años. El estudio se desarrolló en dos fases: en la primera, aplicaron una encuesta con preguntas muy similares a las de este estudio. Sin embargo, a diferencia del enfoque aquí utilizado, también registraron la duración de los síntomas. Aquellos pacientes cuyos síntomas persistieron por más de una semana fueron invitados a participar en una entrevista y a someterse a exámenes de cabeza y cuello. Los resultados mostraron que el 35% de los participantes presentaba al menos un síntoma según el cuestionario, sin diferencias significativas por sexo en relación con ningún síntoma. No obstante, se observó una mayor prevalencia en hombres de edad avanzada (29). En contraste, este estudio encontró una mayor prevalencia en mujeres, aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa.
Ekberg y colaboradores realizaron un estudio transversal en el Reino Unido, España, Alemania y Francia, en el que aplicaron una versión modificada del cuestionario de Gustafsson y Tibbling a 360 pacientes de 55 años o más, con una edad media de 71,6 años. El 67% presentaba enfermedades graves como Parkinson o Alzheimer. Más de la mitad de los pacientes reportó síntomas como la sensación de comida atascada en la garganta, tos o dolor de garganta. Estos resultados son comparables a los de la presente investigación, donde el 60,7% de los pacientes con disfagia presentó tos y el 57,14% sintió que la comida se quedaba pegada, siendo el esfuerzo para tragar sólidos el síntoma más común (82%) (30). Cerca del 55% de los participantes de Ekberg y colaboradores modificaron sus hábitos alimenticios, y el 50% redujo su ingesta de alimentos por malestar. Además, el 44% reportó pérdida de peso en los últimos 12 meses. Aunque el 84% consideraba que comer debería ser placentero, solo el 45% lo percibía así. Un 36% evitaba comer en compañía y, de este grupo, el 40% experimentaba ansiedad durante las comidas.
Las dificultades para tragar pueden ser un síntoma de diversos procesos patológicos y están asociadas con graves consecuencias para la salud, incluyendo desnutrición, deshidratación, neumonía e incluso la muerte. Vivir con disfagia conlleva impactos tanto físicos como emocionales, lo que afecta directamente la calidad de vida. Esta dificultad puede provocar ansiedad y temor, y llevar a muchos pacientes a evitar la ingesta oral, lo que a su vez puede desencadenar desnutrición, aislamiento y depresión (31). Además, se ha observado que una disminución significativa en la ingesta oral afecta negativamente los aspectos funcionales, psicosociales y físicos, así como los relacionados con la alimentación, especialmente en aquellos que requieren cambios drásticos en su dieta o alimentación por sonda (32). En pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares, la disfagia ha demostrado tener un impacto negativo notable en su calidad de vida (33).
Diversos estudios han identificado relaciones bidireccionales inversas entre la disminución de la calidad de vida y el aumento de la gravedad de la disfagia (34). Estos hallazgos son consistentes con los obtenidos en la escala de calidad de vida utilizada en este estudio, donde, a pesar de que la prevalencia de disfagia fue solo del 14%, no se observó un impacto significativo en la calidad de vida. Sin embargo, esta correlación sugiere que la presencia y la gravedad de la disfagia están asociadas con una disminución en la calidad de vida de los pacientes.
En línea con hallazgos anteriores, Tibbling y Gustafsson realizaron un estudio con 796 personas, en el que observaron que aquellos con disfagia experimentan una mayor ansiedad durante las comidas y un fuerte deseo de comer en solitario, lo que resulta en una disminución de su calidad de vida (35), concordando con los resultados de la investigación en cuestión. Por otro lado, Verdonschot y colaboradores analizaron la prevalencia de síntomas afectivos en pacientes con disfagia, encontrando que el 37% de los participantes presentaba síntomas de ansiedad, el 32% síntomas depresivos y el 21% ambos, lo que impacta directamente en su calidad de vida (36).
Por otro lado, en relación con la dependencia funcional de estos pacientes, Cabré y colaboradores llevaron a cabo un estudio con 134 individuos mayores de 70 años, en el que encontraron signos clínicos de disfagia en el 55% de los participantes. Además, observaron una puntuación media de 61 en la escala de Barthel, lo que sugiere que se trata de una población frágil. Los investigadores descubrieron que los pacientes con disfagia eran de mayor edad y presentaban un estado funcional inferior (37). Estos hallazgos son consistentes con los resultados de este estudio, los cuales muestran una relación significativa entre la dependencia funcional y la disfagia, lo que resalta la importancia de implementar procesos de prevención y diagnóstico temprano en este grupo poblacional.
Las limitaciones de este estudio incluyen el uso de una encuesta autorreportada, cuya comprensión fue difícil para algunos participantes. La mayoría de los institucionalizados ya recibían una dieta blanda, lo que impidió evaluar su capacidad para ingerir sólidos. Además, la condición clínica de algunos pacientes institucionalizados limitó la muestra en este grupo, y la baja representación de pacientes con enfermedades neurológicas restringe la generalización de conclusiones para este subgrupo.
Conclusiones
Tras el análisis y discusión de los resultados, se ha llegado a una estimación de la prevalencia de la disfagia que concuerda con la media reportada en otros estudios. Además, al realizar un ajuste por edad y sexo, se encontró que el antecedente de hipertensión arterial y la dependencia funcional se asociaron de manera positiva con la disfagia. Se destaca la responsabilidad que recae sobre los profesionales de la salud en la utilización de herramientas de detección estandarizadas, cuya confiabilidad y validez estén comprobadas, con el fin de garantizar resultados precisos y minimizar la variabilidad. Este enfoque facilita la identificación temprana de los signos de disfagia, lo que a su vez contribuye a prevenir la aparición de complicaciones que puedan afectar la salud de los adultos mayores. Por lo tanto, un diagnóstico precoz proporciona la oportunidad de implementar intervenciones por parte de un equipo multidisciplinario y con esto disminuir los costos en salud asociados a la disfagia y sus complicaciones. En futuros estudios, aumentar el tamaño de la muestra y ampliar la representación de diferentes condiciones clínicas podrían generar resultados con mayor significancia estadística, lo que favorece conclusiones más robustas y generalizables.
Agradecimientos
Ninguno.
Financiación
La investigación se desarrolló con recursos propios de la división de investigaciones de la Fundación Oftalmológica de Santander. No se recibieron patrocinios externos, ni recursos del estado.
Conflicto de intereses
No hay conflictos de interés.
Declaración de autoría
Los autores declaran haber revisado y convalidado el manuscrito. Certifican que ningún material contenido en el mismo está incluido en ningún otro manuscrito, ni está sometido a consideración de ninguna otra publicación. Adicionalmente, certifican haber contribuido con el material científico e intelectual, análisis de datos y redacción del manuscrito, y se hacen responsables de su contenido.
Consideraciones éticas
El estudio fue aprobado por los comités de ética e investigación de la Fundación Oftalmológica de Santander (REC referencia:08543/2023). Por la naturaleza observacional del estudio, así como la ausencia de intervenciones sobre pacientes, se considera un estudio sin riesgo; igualmente se ha garantizado la confidencialidad de los datos clínicos de los pacientes basados en el Artículo 11 de la Resolución No. 008430 de 1993, expedida por el Ministerio de Salud.
Referencias
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